¿Te gustaría que la señora de la tiendita te mandara una solicitud de amistad en Facebook? ¿O que el señor que te atiende en la tintorería te etiquetara en sus fotos? Sabes la respuesta, y es no.

POR ALEJANDRO RAMÍREZ, DIRECTOR CREATIVO ASOCIADO M.M.

A menos que el señor de la tiendita tenga “mucha onda”, te parezca relevante su vida o te invite a las fiestas que te gustaría asistir, seguramente no te gustaría tenerlo entre tus “Amigos” en cualquier red social. Pero lo cierto es que ni le gusta la misma música, ni las mismas fiestas, ni van a los mismos lugares; él tiene una página de fans en Facebook, únicamente porque alguien le dijo que en pleno 2015 no podías tener un negocio sin estar conectado a esta plataforma.

Lo mismo ocurre con muchas marcas hoy en día. Ocupan un espacio en Instagram, en Facebook, en Twitter y Snapchat, sólo por “estar ahí”: sin objetivos ni una propuesta clara.

En 2007 abrí mi primera cuenta de Twitter ¡y no entendía nada! Un año más tarde todo mundo hablaba de “tuitear”, y en poco tiempo Twitter se convirtió en la manera más rápida de enterarnos de lo que pasaba en el mundo. No había filtros, era información pura, de cualquier medio de cualquier parte del mundo. Recuerdo muy bien que en 2009 nos enteramos de la muerte de Michael Jackson media hora antes vía Twitter que por los medios tradicionales.

Pareciera que en la actualidad es súper importante que tu marca tenga un perfil en cada red social. Sin embargo, antes de apostar por estas plataformas deberíamos hacernos las siguientes preguntas.

¿Tengo contenido relevante?

¿Tengo contenido relevante?

¿Tengo contenido relevante?

¿Tengo contenido relevante?

¿Tengo contenido relevante?

Si la respuesta es no y tu target son los millennials, considérate muerto. Tu epitafio diría: “Murió por falta de seguidores porque nunca tuvo nada interesante que decir”. Pero tranquilo, este no es el fin ( y por eso llegamos hasta este artículo).

Los millennials son un segmento complicado, pero no imposible. Es necesario ponerse en sus zapatos: ellos son relajados, les gusta estar conectados (aunque la realidad es que también hacen cosas offline) y cuando algo les gusta mucho lo comparten. Pero, ¡cuidado! cuando algo los molesta o abruma, también lo comparten.

Probablemente, su pregunta favorita es “¿Tienes Wifi?“. Antes saludábamos primero; ahora, estos jóvenes necesitan saber si hay internet o no.

Una vez conectados les interesa saber lo que hacen sus amigos y conocidos en redes sociales; pero se enfrentan a un terrible problema: los intrusivos anuncios de Facebook. Este tipo de publicidad se puede comparar a ese momento en el que estás tomando una copa en una terraza con un amigo, y de repente el señor que vende manitas rascadoras interrumpe la interesante charla. Quizás no te moleste tanto, ¿pero qué pasaría si te interrumpiera y te hiciera una demostración de las manitas rascadoras? Tal vez sea más intrusivo, pero al menos ofrece una experiencia. En ese momento, deja de ser un vendedor ambulante cualquiera y se convierte en un buen anunciante que supo vender su producto, recurriendo a una llamada de atención básica.

A lo que voy con este ejemplo un tanto absurdo es que las marcas necesitan más experiencias y menos intrusiones; más contenido relevante y menos llamadas de atención baratas que se vuelven molestas por la repetición.

A las marcas nos urge empezar de cero, volver a replantearnos el rumbo de lo que queremos y para qué lo queremos. Al decir “You Are so 2015” quiero hacer referencia a que todo sucede a mayor velocidad. En la década de 1980, las películas nos enseñaron que los autos iban a volar, y aunque esto no se cumplió, sí nos encontramos ante un mundo que nos exige conectar con los consumidores. Y la única manera de lograrlo es entregando contenido relevante, que permita hacer ese “match” perfecto con el target. Nunca más intentemos interrumpir sus vidas con mensajes intrusivos de algo que no quieren; démosles cosas interesantes que los inviten a seguirnos y ser parte de la experiencia de marca.

Write A Comment